… Un año y medio después
Hace más de un año que cambiamos radicalmente la alimentación en casa. Puede que muchos no sepáis que básicamente fue por un tema de salud de mi hija, que tras varias visitas a pediatras y digestivos, sólo me llevaron a la compra semanal de medicamentos en la farmacia. Así que me planté en seco… ¿Y si yo como madre podía hacer algo más?
Empecé siguiendo cuentas de nutricionistas, leyendo libros muy inspiradores y poco a poco eliminando los ultraprocesados y el azúcar refinado de la lista de la compra.
No os voy a engañar, no fue un cambio de la noche a la mañana, fue algo progresivo. De dos cucharadas de cacao en la leche, pasamos a una, y cuando se iba acabando el bote decidimos que íbamos a hacer “la fiesta del cola-cao”, y así, sin darnos cuenta, estaban hasta emocionadas por el día en que se acabase del todo… La fiesta no es más que algo simbólico, se las puede llevar al cine, hacer un picnic en el parque o comprarles unas pegatinas; es lo bueno de los niños, cualquier cambio en su rutina les parece el mejor plan del mundo.
Lo mismo pasó con las galletas, un día no las compramos más, y en su lugar las puse un delantal a cada una y nos tiramos dos semanas seguidas horneando galletas naturales, de frutas, granola… Otra vez “la fiesta”
Con todo este proceso, amigos y seguidores empezaron a pedirme las “recetas saludables” que íbamos improvisando, así que ¿Por qué no unificarlas todas en un blog? y así surgió kalequedale.com
Pero volvamos a lo que nos ha supuesto como familia este cambio de hábitos.
Lo primero la salud. Parecía mentira todo lo que leí sobre la relación entre nutrición y salud, hasta que lo comprobé con mis propios ojos. Mis hijas llevan un año entero, con su invierno y sus cambios de temperatura, y su verano y los bañadores mojados todo el día, sin un sólo resfriado, sin mocos y sin toser ¡Algo que antes era del todo impensable!. Y no sólo las niñas, yo me noto con más fuerza y más vitalidad, lo que me lleva a hacer más cosas sin cansarme. Y con respecto a la salud de mi marido, nos pusimos en manos de un coach nutricional, algo que nos ayudó a centrarnos aún más en cuanto a los hábitos alimenticios (* esto es algo que realmente te recomiendo, si no sabes hacia dónde ir, ponte en manos de un profesional. Un nutricionista te enseñará a comer, a comprar y a controlar las cantidades adecuadas a vuestras necesidades).
Socialmente, no os voy a engañar, seguimos siendo “los raros” que no damos batidos de chocolate a nuestras hijas y que en su lugar meriendan zanahorias con humus o un puñado de frutos secos. Ojo, que esto lejos de ser un trauma, ¡les encanta!, cuando ven que les he llevado anacardos a la salida del cole, los devoran (y sí, yo me sigo llevando alguna que otra miradita, pero no puedo estar más feliz con la alimentación que llevan, y los resultados que tiene en ellas). Alguien muy muy cercano, me ha llegado a decir: es que yo ya no se qué darles de comer a tus hijas… así que sonriendo me ha tocado explicar que precisamente comen de TODO: carne, pescado, fruta, verdura, legumbres, pasta, etc. No entiendo dónde está la dificultad en su alimentación. Comida de verdad.
Familiarmente, nos ha unido muchísimo, y además nos ha facilitado las tareas de la organización semanal. Es tan fácil cómo que todos comemos lo mismo. No hay menús especiales, no hay comidas a parte y si encima disfrutamos sentados en la misma mesa, todo se vuelve a convertir en “una fiesta”. No hay nunca dramas, a veces unas cosas gustan más que otras, cómo es lógico, pero dejamos que coman menos cantidad y después que elijan una buena fruta de postre para que no se queden con hambre. Su paladar se está educando y se han convertido en unas disfrutonas (*tienen 3 y 5 años). Todas estas rutinas nos han llevado a poder salir a comer a restaurantes y nunca pedir el famoso “menú infantil”, sin embargo hemos podido disfrutar del atún a la brasa, ensaladas, gambas, parrillada de verduras o lo que se nos antojase, todos juntos, compartiendo las raciones.
¿ Y económicamente? La pregunta del millón. Si me hubieran pagado cada vez que he oído que comer sano es más caro, ya habría pagado la cesta de la compra de todo el año. ¿Pero realmente es más caro? Sí, y No. Es cierto que 4 donuts valen lo mismo que 1 aguacate, pero vamos a valorar el resto de productos de la compra. Ahorras si compras productos de temporada y de proximidad (una tarrina de 200gr de fresas en julio, costará lo mismo que 2kg en febrero, hay que ser paciente). Ocurre lo mismo si sólo tenemos en cuenta el precio de los productos que antes no consumíamos, por ejemplo, lo cara que es la leche de soja, o de avena… pero ¿y lo que me estoy ahorrando desde que no compro cereales, ni yogures/postres de sabores, ni bolsas de aperitivo, ni refrescos azucarados? El precio de la cesta de la compra, en mi caso, no se ha visto afectado.
Psicológicamente, al haber sido un cambio muy muy progresivo, lo hemos llevado fenomenal. Yo era una loca del chocolate con leche, de los aperitivos de bolsa y de las 2 cucharadas de azúcar en el café (y también de las que apartaba la guarnición de verduras en los restaurantes, ¡quién me lo iba a decir!). Una vez se supera la fase de que al no tenerlo en casa no lo consumimos, se deja de echar de menos. Al principio me encantaba picotear en los cumpleaños y eventos, ahora ya ni me apetece y me lanzo a por la tortilla de patatas antes que a por los gusanitos. Las niñas comen cuando lo tienen delante, claro que sí, no lo tienen prohibido y al fin y al cabo estamos hablando de un consumo ocasional.
Sólo puedo deciros que al haber eliminado los ultraprocesados, nos encontramos mejor en todos los sentidos; mi hija no ha vuelto a necesitar ni un sólo medicamento (y ella es consciente de estar sana y es feliz de encontrarse así de bien), y os puedo asegurar que no volveremos a consumir estos «alimentos» por lo menos en casa, porque una vez que empiezas a sentirte tan bien, no quieres volver atrás.
Os he dejado este post tan personal, porque sé que muchas os preguntáis cómo empezamos con los cambios, si hemos comido así de siempre, y sobre todo cómo lo hemos hecho. Si tenéis dudas o queréis que os cuente un poco más de algo en concreto, no dudéis en preguntarme 😉
1 comment
En casa nos pasa lo mismo con el tema de los resfriados, de ponerse malos con mocos y toses cada dos por tres a desaparecer. Es increíble el poder que tiene la alimentación en nuestro cuerpo y salud 💪🏼💪🏼